El viernes me encontré con una de esas pruebas en las que poder demostrar mi virilidad e impresionar a las chicas que pasaban: pinche y tuve que cambiar una rueda.
Hasta ahí todo perfecto. Yo saqué la rueda de repuesto, coloqué el gato en posición, elevé el coche y unos amables motoristas que pasaban por allí me cambiaron la rueda despues de observar como yo era incapaz de hacerlo.
Lo gracioso vinó ayer, cuando fui al taller a cambiar la rueda de repuesto.
Me plante en la franquicia de talleres dispuesto a cambiar la goma e irme rapidamente, ya que en casa me esperaban maravillas. Sin embargo no fue así.
Podría contar cosas como la raja descomunal que tenía la rueda en todo su su interior, como una comprobación posterior demostró que las otras tres ruedas sufrían el mismo problema, y como una serie de pruebas con maquinas infernales me dijeron que tenia tres amortiguadores rotos y por eso estaban las ruedas mal. Pero eso sería la versión larga.
¿la versión corta? 500
Escrito por Iñaki a las 21 de Septiembre 2004 a las 03:17 PM