Despues del exito que tuvo aquella llamada amenazante, el gilipollas ha pagado y ya no hay quejas, mi madre ha decidido que ya soy lo suficientemente maduro como para encargarme de sus negocios inmobiliarios.
Asi que en mi nueva papel de Yuppie capitalista ayer me enfrente al temido mundo de las profesiones liberales o como pasarte un tarde entera esperando a que venga el cristalero.
Mi divertida tarde empezó cuando al llegar a casa me encuentro dos mensajes en el contestador: uno de mi colegita, de todas las veces que la he llamado esta semana, del seguro y uno crípitico que decia: "Por favor llamenme para ir esta tarde a su casa"
Como no era una voz nada sensual no me emocione especialmente y al realizar la llamada se confirmaron nis peores temores. "Que soy el cristalero, vamos a ir antes de las 7" como yo no vivo en ese apartamento consegui el compromiso razonable de que me llamasen antes de ir.
A las 7 en punto me llamaron para decirme que en media hora, una hora llegaban. Como uno ya se sabe estas cosas a las 8 menos cuarto me fui para el apartamente, a ver si con un poco de suerte llegaban a las 8.
Nada, hasta las nueve no llegaron. Creo yo que fueron por que les llamé para indagar sobre donde estaban ya que me estaba muriendo de frio en aquel cuchitirl sin calefacción.
Despues de todo esto, de la tarde perdida, del frio, de los paseos se bajaron de la furgoneta, volvieron a la furgoneta que se les había olvidado el metro, sacaron el metro y me dijeron "Esto, va a haber que cambiar la puerta entera, que esta rota" Y se fueron tan felices.
Además al ir yo a coger mi coche casi me piño con ellos que estaban haciendo un giro indebido.
Escrito por Iñaki a las 16 de Noviembre 2004 a las 04:14 PM