Ayer estando en el Berskha mientras mi mejor mitad correteaba de un expositor a otro acumulando camisetas y jerseys yo permanecía estoicamente en el centro de la tienda sin moverme* pensando en mis cositas, cuando me di cuenta de las miradas reprobatorias que la jovencillas me echaban cual pervertido, y que el de seguridad no dejaba de revolotear a mi alrededor intentando pasar desapercibido.
Deben ser las pintas que llevo, debería abnadonar la barba gaurrindonga de tres dias que he copiado de Axl Rose circa 1994, o la mochila abultada, o tal vez sea que tengo cara de perturbado.
Debería haber sacado la camara de fotos y pasearme lentamente cerca de los probadores a ver que ocurría.
*esto se repite pero a la inversa cuando entramos, por ejemplo, en La Fnac