Con todas las noches que pasamos discutiendo sus méritos, sus partes buenas y sus partes malas. Manteniendo entre botellines nuestras posiciones paralelas nunca destinadas a encontrarse, pero disfrutando de la conversación y el placer puro de la dialéctica. Y aqui estoy yo ahora, que ya casi no te veo, enganchado al último disco de Calamaro
Prendido a tu botella vacía,
esa que antes siempre tuvo gusto a nada.
Eso si, sigo opinando que al Salmon le sobran 4 cds