Ayer hubiese sido tu cumpleaños.
Ya que, desgraciadamente, no puedo regalarte nada, me gustaría agradecerte el mayor regalo que me diste: el placer de la lectura, la montaña de libros que había siempre en casa, las ganas de saber más y de investigar, de escribir, de hacer cosas, de llegar siempre más alla.
Espero que, allá donde estes, el ver la persona en la que me he convertido sea suficiente regalo para ti.
Que regalo más bonito, una vez más aguantándome las lágrimas en la oficina...
Un post precioso.
Escrito por alpargatus a las 27 de Septiembre 2004 a las 06:11 PM