El ladron de orquideas

Conduciendo, son las seis, la botella entre los pies

Operaciones automaticas, sin pensar, escritura automática, las palabras fluyen directamente a los dedos que decían las vanguardias. En esto pensaba yo cuando conducía y me di cuenta que la conducción, con lo compleja que es, tambien se ha convertido en algo automático.

Recuerdo aquellas mañanas de autoescuela, lo complicado que me parecía todo, la cantidad de factores a considerar, la de mandos que tiene el coche, la de espejos a los que mirar y la inmensa cantidad de coches que siempre iban a mi alrededor.

Ahora mi cerebro ni siquiera los registra, voy hablando u oyendo música o cantando o todo al mismo tiempo, en medio de todo eso controlo a los de delante, a los de atrás, a los de más adelante y los diferentes carteles informativos. De vez en cuando algun pensamiento relativo a la conducción sube a mi linea de consciencia, generalmente son del tipo: "Un puto coche grande tenías que tener"

Como decía, todo esto pensaba esta mañana mientras conducía. Asi que he decidido hacer un esfuerzo consciente de concentrarme en la conducción y me ha parecido dificilisimo. De nuevo cienes y cienes de factores sobre los que pensar todos a la vez, en cada paso de cebra creía que me iban a saltar peatones encima, cada cruce era un suplicio. Mi hablidad se ha reducido y me he convertido en un peligro para mi y el resto de la gente. Por ello, puse fin a mi experimento, desconecte el cerebro y continue oyendo a Jimenez Losantos